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PRESENTACIÓN

Es posible propiciar el pensar desde la misma Universidad. Es decir, enseñar a pensar para valorar la vida. También es posible generar una nueva actitud de pensar que promueva el respeto por los principios y valores universales, si enseñamos de tal forma que orientemos hacia un proceso auténtico y autónomo de pensar, si dejamos de controlar excesivamente, si permitimos que el alumno pueda pensar por cuenta propia. ¿Cómo debiéramos proceder para que realmente el estudiante piense, y que no siga ejecutando los mismos modelos o estereotipos que sigue repitiendo en forma rutinaria en el colegio? ¿Qué debemos hacer o cómo debemos cambiar para que efectivamente valore el pensar como su principal tarea como educando y descubra por sí mismo el valor formativo del pensar?. Cuando un estudiante tiene la grata oportunidad de disfrutar del pensar por sí mismo, es como si descubriera un mundo que había estado oculto en forma inexplicable para él, ya que el complejo institucional -su marco de referencia- en el que supuestamente se ha educado, no ha estado orientado o más bien lo ha excluido- porque no lo exigía o promovía o porque directamente lo reprimía- impidiendo pensar, criticar e interrogar. Uno de los retos mayores que enfrenta la educación moderna, está relacionada con los procesos del pensamiento y promoción del desarrollo integral del educando. En tal sentido, el presente libro aparte de los criterios pedagógicos ofrece a los estudiantes una metododología para la comprensión de la lectura y la adquisición de nuevos conocimientos, que se resume en el "como ingresar al mundo del texto y salir de él sin lastimarse". La principal actividad de la universidad debe ser enseñar a pensar, a comprender e interpretar el mundo, y es la lectura el medio privilegiado, indispensable para el desarrollo de las operaciones intelectuales. La lectura de reseñas, relatorias, informes, artículos científicos y ensayos, requiere de múltiples habilidades relacionadas con las operaciones del pensamiento; fundamentales para el desarrollo intelectual del joven estudiante. Teniendo en cuenta los anteriores conceptos he elaborado el presente manual y tiene como objetivo ayudar a aquellas personas que necesitan mejorar la competencia de lectura y escritura durante los primeros semestres en la universidad. La primera parte del libro presenta los elementos básicos para interpretar, comprender y asumir el texto como instrumento de conocimiento, se conceptuaaliza en torno al texto argumentativo. La segunda parte aborda el estudio teórico y práctico de la producción de ensayo; se presentan trece estrategias para su composición. La tercera parte es toda una reflexión sobre la universidad que soñamos: integral, humanista, comprometida con la ciencia y la academia. La cuarta parte es un manual para la formación de lectores y ejercicios para pensar con todo el cerebro. La quinta parta el ordenador de ideas. Las reflexiones presentes, no pretenden responder los interrogantes arriba mencionados, tampoco contribuir propiamente a una respuesta concreta a los mismos, sino continuar la discusión en torno a una Universidad razonante y poder, además, enunciar otros problemas implícitos en el proceso lector y que en nuestro medio están evidenciándose cada vez más, haciendo ineludible una reforma curricular y el logro de un nuevo proyecto educativo. Centrado en el hacer académico y en la responsabilidad intelectual. Al hacerse cada vez más evidente la crisis que el asumir esta reflexión implica para la Universidad se plantea además lo que ha afectado y condicionado el cuestionado modelo de enseñar vigente al estudiante que hoy tenemos: acrítico, indisciplinado, despolitizado, con la inercia manifiesta de su minoría de edad y con una actitud contestaría y aversiva hacia todo lo que para él representa academia y estudio. El Autor OBJETVO GENERAL DEL MANUAL Hacer de la lectura y la escritura herramientas fundamentales en los procesos preliminares de la investigación, el diseño de proyectos de vida, construcción de conocimiento e interpretación de contextos sociales o pedagógicos.

INTRODUCCIÓN

La inducción universitaria, busca comprometer al estudiante y hacerle entender que su vida ha dado un gran giro de trescientos sesenta grados con su ingreso a la Universidad. Es trascendental que el "primíparo" comprenda que sus intereses ya no son los mismos y sobre todo que debe asumir una mayor responsabilidad con sus sueños, un comportamiento más abierto con el estudio. En su nueva vida él debe pensar el mundo, pensar el país y por encima de todo pensarse él, a través de un proyecto de vida. Ser estudiante universitario requiere de un gran tesón, dedicación exclusiva con referencia a su visión profesional. Sin duda alguna, durante el primer semestre se experimentan cambios significativos en la dinámica de la vida del estudiante. Se entra a tener una fuerte interacción con las materias de estudio, con los compañeros, con los profesores y con la universidad. Es un imperativo. Practicar una disciplina deportiva, conocer e identificarse con la filosofía de la universidad, también es trascendental conocer sus espacios físicos, las diferentes facultades, sus directivos. Es decir familiarizarse con la cultura empresarial universitaria. Sólo se obtendrán grandes resultados si hay claridad con los compromisos universitarios. Porque, si el estudiante está congestionado por otros compromisos, presionado con otros intereses, agobiado por cansancio físico o intelectual no disfrutará de una vida universitaria esplendorosa. Hacer parte de un grupo es una oportunidad para integrarse, formar parte de un equipo es una de las experiencias más plenas en la vida académica; es en el trabajo en equipo donde se desarrolla la simpatía, la empatía y sobre todo se establece la sinergia necesaria que permite potenciar el hacer y el crecer. El equipo debe discutir, debatir, proponer, realizar trabajos y sustentar sus experiencias. Asistir a las cátedras en forma regular y puntual es un factor decisivo para la comprensión, la ilación, la interpretación de los conocimientos. Son también compromisos tener una participación activa, compartir ideas, aportar experiencias, realizar talleres, consultas documentarias, visitar la biblioteca; para consultar libros, revistas, artículos y demás cosas útiles en todo proceso de aprendizaje. De lo que se trata de construir un nuevo pensamiento autónomo, comprometido con la academia; capaz de visionar un mundo mejor. Posiblemente lo que más cambia en la vida académica son los hábitos de estudio. El estudiante debe asumir nuevos hábitos de lectura, nuevas metodologías de estudio y sobre todo mucha responsabilidad con la escritura. En todos los casos debe ser constante, perseverante. Los nuevos hábitos deben imprimirle a la mente creatividad, desarrollar la habilidad para solucionar problemas, flexibilidad para adaptarse a las nuevas circunstancias, sensibilidad frente a los problemas y sobre todo originalidad en sus propuestas. Otras de las cosas que debe desarrollar el estudiante universitario es la capacidad de abstracción, de análisis, de inducir, deducir y de síntesis. El estudiante debe ser comunicativo pero lo más importante es cambiar, modificar su conducta de tal manera que pueda antes que comprender, vivir la belleza; antes que interpretar, sentir lo bueno y antes que razonar, descubrir lo verdaderamente útil de vivir y gozar la vida. Llegar a la universidad no es simplemente adaptarse a un nuevo espacio físico, es prediponerse a la asimilación de nuevos valores, éticos, estéticos, sociales, económicos y sobre todo asumir responsabilidades académicas. Ingresar a la universidad es dejar los uniformes del colegio y vivir una nueva experiencia, más plena y comprometida en la construcción del proyecto de vida. Quien entra a la universidad debe ser capaz de estructurar nuevas amistades, de establecer mejores relaciones interpersonales tanto con los jóvenes como con sus nuevos maestros. Debe ser consciente que durante estos cinco o más años se tallará el futuro profesional que necesita el país. Por tal motivo debe aspirar a recibir lo mejor para dar lo mejor a la sociedad. Estas son algunas reflexiones básicas para tener un buen desempeño en la universidad. El propósito de la inducción es abrir el corazón para soñar la vida; sensibilizar el cerebro para despertar en la vivencia de un mundo tallado por un nuevo hombre. Recuerde, ser buen estudiante es tener alas para volar y pies de plomo para cristalizar los sueños. El buen estudiante asume el papel de líder creativo, innovador. Aprovecha las oportunidades donde otros sólo ven obstáculos y considera el texto como el principal instrumento de conocimiento.